Hace poco la revista Gentleman publicó la entrevista del arquitecro David Fisher presentando el proyecto Rotating buildings (www.dynamicarchitecture.com). Se trata de unas torres rascacielos cuyos pisos podrán dar vueltas alrededor del eje del edificio independientemente unos de otros. La idea nace, según cuenta el mismo Fisher, de la decisión de incorporar al diseño la cuarta dimensión: el tiempo.
Dicha decisión no es tanto un invento revolucionario como un cambio de actitud hacia la noción de tiempo. Como concepto el tiempo es en realidad una magnitud que expresa y valora el cambio y el cambio no ha sido siempre visto con buen ojo. Durante siglos se ha relacionado con el envejecimiento, el desgaste, la desaparición, lo irreversible, por lo que la humanidad construía, esculpía, pintaba e imprimía para perdurar, para vencer lo que el tiempo tiene de destructivo. Solíamos transmirit ideas y grabarlas para la eternidad, venerabamos la belleza y la retratabamos, rendíamos culto a la juventud.
Pero… Parece que hoy ha llegado otro tiempo que quiere y merece llevar el protagonismo. Y no se trata de la idea modernista – el culto a la metamorfosis – ni tampoco de una idealizada evolución, sino de un proceso que nos hace a todos un poco de “creativos”. La semilla de este “hoy” ha sido el diseño interactivo, el diseño que hace al consumidor partícipe del cambio e introduce nuevas reglas en el proceso comunicativo consumidor-publicadad-producto o consumidor-producto. Partimos del encanto de la pantalla multitouch para aspirar a diseñar un cambio impredecible. El cambio es ahora paso a lo nuevo y lo nuevo o “nunca visto” ya no es temible sino valor último.
Y es cierto que la publicidad ya ha echado mano a ello en las campañas por internet que a veces nos dejan perplejos ante la pantalla o en casos cautivos de lo táctil e interactivo llevado a escala como la campaña de Nokia en Bélgica (http://miraloqueveo.com/?s=Nokia&searchbutton=go!)
…o la casa móvil de Vodafone que llega a tener vida propia (http://lacasamovil.com/).
El diseño del tiempo es un diseño lúdico,
un diseño que hace frente al aburrimiento y hasta podría eliminar la desilusión de lo “ya visto”. ¿Podrían diseñarse cosas que cambien en un proceso intervenido por el consumidor pero de manera inesperada? ¿Se puede diseñar para el cambio sin diseñar el cambio mismo? ¿Podría hacer uso de eso la publicidad si los efectos no serán del todo controlables?
Así una última proyección del tiempo a través del cambio resulta en otra magnitud: el valor de lo inesperado. Y como es inesperado, no se puede saber, pero, a lo mejor, se puede traducir en “¿cuánto me vale a mí soprenderme a mí mismo como publicista o consumidor?”.
Y mientras medito sobre el asunto, disfruto el otro lado de la moneda: el diseño del tiempo. “Ladies and gentlemen, I give you…
Nixon´s The NEWTON:
Artículo publiado por: SeymoreGlass